miércoles, 1 de agosto de 2007

El pájaro de las plumas de cristal


Una de las principales vertientes de explotación del mercado de vídeo eran productos europeos (casi siempre del Mediterraneo, italianos o españoles) la mayoría eran cutres, absurdos, rodados con rapidez y diversos fallos. Y sin embargo, de esa "explotación" surgió la escuela de terror italiana, promovida por gente tan genial como Mario Bava, Lucio Fulci o Dario Argento. 1969, el mencionado argento era periodista, crítico de cine y ocasional guionista, cuando descubrió una novela "The screaming mimi" que decidió adaptar al cine, tras retocarla como "El pajaro de las plumas de cristal". En principio, la película iba a ser otra explotación cinematográfica chunga y serie B, pero se convirtió en una cinta extraña, con un guión tramposo, pero de innegable belleza plástica.
Sam Dalmas es un ornitólogo americano que vive en Roma con su novia Suzy, y que espera que la publicación inminente de un libro suyo sobre pájaros le permita ganar dinero y volver a América. Una noche, mientras vuelve caminando a casa, es testigo, en una galería de arte, de un brutal ataque a una mujer, la esposa del dueño del museo, Monica Raineri. Dalmas queda atrapado entre dos puertas de cristal, no pudiendo impedir el ataque, per finalmente consigue entrar en el museo cuando el asesino ya ha huido, y salva la vida de la chica. La policía llega al lugar para investigar y pronto sospechan de Dalmas, reteniéndole el pasaporte, pero este sospecha que vio algo en el lugar del crimen, una pista que le permitiría resolver el misterio, pero que su cerebro retiene, y decide quedarse de buena gana y ayudar a la policía. Sin embargo, el misterioso atacante sabe que Dalmas cree saber algo, y no parará hasta añadirle a su lista de víctimas...
Una película de extraña belleza, pese a su calidad técnica de serie B y sus actores de segunda (Tony Musante conocería algo de fama en el mercado americano gracias a su papel de Sam Dalmas) Argento ofrecía ya soluciones visuales impactantes, como Dalmas atrapado entre dos cristales mientras Monica se desangra tras uno de ellos, o aplastado por una enorme escultura. También es memorable su persecución, por los bajos fondos de Roma, por parte de un tipo de aspecto feo, vestido con una gabardina amarilla, que acaba muerto por el verdadero asesino, siendo encontrado por Dalmas en una cabaña, en una insólita y macabra posición...
Finalmente, el asesino efectúa llamadas al apartamento de Dalmas, y este oye, durante las conversaciones, un extraño canto de pájaro, que identifica como un pájaro de plumas bellas, similares al cristal, que está casi extinguido... extrañas pistas conducirán a la solución, con una explicación de los crímenes algo precipitada y absurda, pero que consigue crear durante toda la película, un ambiente enrarecido, como si estuviéramos en una Roma diferente a la actual, un lugar sórdido, lleno de gente chiflada y suspicaz (los personajes absurdos o peligrosos no se limitan, ni mucho menos, al asesino).
Argento volvería a dirigir giallos como este (giallo es un subgenero cinematográfico surgido en Italia, que suele comprender películas de misterio) de títulos "animales", El gato de las nueve colas y Cuatro moscas sobre terciopelo gris, siendo la del gato la más interesante, y la de las moscas, la más floja. Después, con películas como "Rojo oscuro" o "Suspiria" abandonaría el giallo para sumergirse en el terreno de lo sobrenatural, con idénticos buenos resultados...

Almas de metal


Michael Chrichton dirigió varias películas en los años setenta/ochenta, con sorprendente estilo, gusto y contención. Esta es una de las mejores, aunque si cambiamos robots por dinosaurios, es exactamente la misma premisa de Parque Jurásico: un parque compuesto por elementos no naturales, que se descontrolan y crean el caos, a pesar de los esfuerzos de sus creadores. La película es sencillamente excelente: buena ambientación, un guión no muy complejo, pero bien elaborado, y unas actuaciones discretas.
Se nos cuenta que, en un futuro próximo, una compañía ofrece las posibilidades de ir de vacaciones a "mundos recreados": el salvaje oeste, la época de los gladiadores romanos y el siglo XVIII. Allí, todo es absolutamente convincente, ya que todos, absolutamente todos, son robots programados, que no saben qe están en una representación. Dos amigos se dirigen a pasar unas vacaciones en el Mundo del lejano Oeste, tierra de indios, vaqueros, asalto a diligencias... allí pueden hacerlo todo, desde robar el banco, matar a la gente en duelos, acostarte con las chicas más bonitas del burdel... pero todos son robots. Por la noche, las calles quedan desalojadas y todos los robots son recogidos y reparados en una enorme sala clínica.
Sin embargo, el dueño del centro y los "médicos" ocupados de las reparaciones se encuentran muy preocupados. Poco a poco, los robots están fallándose, y se salen de sus papeles para reaccionar violenta e inesperadamente. Poco a poco, los primeros incidentes carecen de importancia: una prostituta que abofetea a un cliente en vez de satisfacerlo, una falsa serpiente que ataca a los protagonistas cuando está preparada solo para asustar... pequeños fallos, que sin embargo, inquietan al personal del centro.
Y finalmente, en los tres "mundos" de vacaciones estalla la violencia: los robot asesinan a los clientes y se comportan como psicóticos sin piedad. El protagonista se ha batido en duelo con un misterioso robot en dos ocasiones (interpretado por Yul Brenner, de extraño aspecto en esta película, amenazador, implacable, vestido de negro) y ahora, este vaquero robot asesina a su amigo y le perseguirá implacablemente por todo el parque, donde quiera que vaya, seguirá persiguéndole hasta el final, pues las fuentes de energía de los robots se han estropeado y ya no necesitan recargarse, pueden obrar con completa autonomía. Según uno de los encargados del parque, poco antes de ser asesinado, la única forma de librarse de la persecución es estropear el sistema visual del robot con ácido. Es el único medio para librarse de estos seres implacables y sin piedad...
Excelente filme, soberbia estética setentera, nos da la impresión de estar en un mundo irreal, donde unos pocos ricos y afortunados pueden permitirse evadirse de sus vidas aburridas y pagar sus frustraciones con los robots, los cuales son tratados siempre con desprecio, como simple ganado para aprovecharse de ellos, matarlos o ridiculizarnos. No es de extrañar que estos seres, en caso de que tuvieran alguna conciencia, se enfadasen por el trato que reciben. De hecho, el protagonista cuando llega al Mundo del Oeste apenas cree lo que sucede a su alrededor, la fantasía es completa, creíble, pero él se niega a aceptar que puede hacerlo todo. Sin embargo, aparece el vaquero de negro, que le provoca, y finalmente, casi tímidamente, él le dispara y lo mata. Poco después es reparado, y vuelve a por el protagonista, que esta vez no duda en acribillarlo con desprecio, como si se quitase de encima una molestia, mientras su compañero se ríe rudamente. Y cuando aparece por tercera vez y asesina a su compañero de viaje, la actitud del protagonista es la de un cobarde, se esconde, huye, se encuentra absolutamente incrédulo cuando los que consideraba "mascotitas" seres creados para su diversión, se rebelan. Solo cuando le echa un par deja de correr y decide enfrentarse a su peor pesadilla... una película excelente, con una premisa idéntica a Parque Jurásico. Lástima que Chrichton no se prodigase más como director.

La carrera de la muerte del año 2000


Roger Corman es Dios. Sin más discusión. Excelente director, espectacular productor independiente, comenzó como mensajero de la Fox y acabó dirigiendo un imperio de películas de serie B. Ha dirigido más de cien filmes, y producido cerca de cuatrocientos, y casi siempre ha obtenido un buen dinero a cambio. Sabe pues, salir adelante con éxito, es rápido, eficaz, no soporta el derroche de dinero y sabe aprovechar recursos muy pobres.
En 1975 decidió adaptar un relato de ciencia ficción que le había sorprendido. Contrató para ello al director Paul Bartel, y contrató a dos pequeñas estrellas: David Carradine (conocido sobre todo por la serie Kung Fu en la época) y Sylvester Stallone, antes de alcanzar la fama. Así nació esta legendaria serie B de videoclub, que inspiró el juego Carmageddon (la saga de cine Mad Max tampoco habría existido de no existir esta película, como confiesan sus creadores).
La película nos retrata el futuro en el año 2000. Una América totalitaria, donde el presidente ejerce un control dictatorial absoluto, valiéndose de los medios de comunicación para mantener a las masas "ocupadas". Para tal herramienta de opresión se utiliza un peculiar "juego", la carrera transcontinental, una carrera de coches anual, donde gana quien más personas atropella y mata. Todo está permitido, y el ganador será convertido en ídolo social y presentado al Presidente. El ganador de los últimos años se llama Frankenstein, un tipo que, debido a cientos de carreras anteriores, tiene en su cuerpo más protesis que carne, y oculta su rostro tras una máscara negra. Su oponente, Joe "Ametralladora" Vitterbo, (Stallone) está dispuesto a todo por ganar esta vez. Y por si todo ello no fuera suficiente, un movimiento revolucionario planea acabar con el régimen totalitario atentando contra la carrera y secuestrando a Frankenstein. Pero hay algo sobre este misterioso conductor que los revolucionarios desconocen...
Bendita serie B. La película no escatima sangre ni sexo, ni amoralidad. Los conductores atropellan a peatones inocentes, valiendo más que nada los adolescentes, los niños y las mujeres embarazadas, y las enfermeras de todo Europa tienen por costumbre poner a los ancianos inválidos o moribundos en la carretera para que sean atropellados. Todo un cúmulo de ideas llenas de mala leche y humor negro pletórico. Los coches llevan, en su parte delantera, toda clase de adornos puntiagudos con los que parten a los peatones por la mitad. Y todos los competidores tienen un copiloto de sexo opuesto para "entretenerse" con ellos en las paradas, por lo que cada quince minutos de película tenemos un desnudo femenino en pantalla...
Con algo más de presupuesto del habitual (aunque sigue siendo una serie muy B) la película no escatima medios para divertir a los fans de este tipo de productos sin complejos, y para cabrear a los cuatro moralistas de la época que se escandalizaban ante la supuesta "polémica amoral" de esta clase de films. Ni que decir que en su día logró sus dos objetivos, y aunque hoy en día es ya demasiado difícil escandalizar a nadie con sangre, sexo o violencia en pantalla, sigue cumpliendo con su objetivo de divertirnos. Y como el primer día, a pesar de su antiguedad, logrará que nos riamos con las estupideces de Stallone, los raudales de violencia, las paranoias que hay sobre Frankenstein, las apariciones mediaticas del Presidente de Estados Unidos, presentado como una divinidad... pura y dura actualidad política bañada en el más divertido de los cachondeos. Completamente recomendable.
UN APUNTE DE COLECCIONISTA: La película estuvo editada en vídeo hace años, y tiene por lo menos tres ediciones en DVD en nuestro país. Se pueden hacer con cualquiera de ellas en cualquier gran almacén que venda DVDs...

House Una casa alucinante


Un guión de Fred Dekker (de quien tendremos que hablar proximamente) y una dirección bastante sólida de Steve Miner (habitual de la serie Viernes 13) un actor con cierto carisma, William Katt (célebre por su papel en la serie El gran heroe americano). La película cuenta la historia del escritor Roger Cobb, autor de diversas novelas de terror que cuenta con innumerables admiradores. Un día, su hijo desaparece misteriosamente de la casa de su tía anciana, y poco después, esta es encontrada ahorcada. La mujer de Roger, trastornada por la desaparición de su hijo, le pide el divorcio. Roger se traslada a la ahora vacía y fantasmal casa de su tía, con intención de venderla, pero en el último momento decide quedarse a vivir allí, donde espera encontrar la paz que necesita para comenzar su próxima novela, que para solaz de sus fans, no será de terror sino que narrará sus experiencias en Vietnam.
Sin embargo, los sucesos extraños empiezan a acumularse: un enorme trofeo que se mueve solo, un monstruo que sale del armario todas las noches a las doce, un engendro disfrazado de su mujer que, con locura homicida intenta matarle... Roger lo mata y lo despedaza, enterrándolo en el jardín, y empieza a preguntarse si no está volviéndose loco. Pero pronto crecerá en él la sospecha de que su hijo está encerrado por fuerzas malignas en alguna parte de la casa...
Aunque en su génesis puede parecer una película de terror, House es una comedia oscura. Los momentos divertidos remiten casi siempre a las locuras de Roger para ocultar a la policía lo que él cree, es su locura, y sobre todo, su gordo vecino, que se mete donde no le llaman porque cree que Roger está desequilibrado. Hay ciertos momentos desconcertantes (los flashbacks de Vietnam) que parecen metidos con calzador, pero serán vitales para resolver el problema de la casa encantada... la película se resume como un cachondeillo divertido, de buena factura técnica, con la casa convincentemente mostrada como un lugar oscuro lleno de habitaciones secretas donde esperan mil horrores innombrables. De hecho, el prólogo de la película llega a causar gran inquietud: un joven repartidor llega a la casa cargado de bolsas, llama a la puerta y la halla abierta. Entra en la casa tímidamente y va recorriendo las habitaciones vacías llamando a la dueña. Sube las escaleras, cada vez más angustiado, mientras suena de fondo una música muy inquietante. Y finalmente, halla a la propietaria en el salón, colgada de una cuerda y todavía balanceándose...
La película tiene varias secuelas, todas independientes a la primera (casas nuevas y peligros diferentes). House 2: Aun Mas Alucinante resulta una película casi experimental, con un guión escrito bajo una sobredosis de algo, lleno de divertidísimas incoherencias. No me extiendo sobre ella porque merece un post propio, que no tardaré en escribir. House III: horror Show se decanta con el suspense y las altas dosis de gore, con un convincente Lance Henriksen como policía traumatizado tras su encuentro con un asesino descuartizador, que parece perseguirle después de la muerte con intención de culparle de sus crímenes...
Hay una cuarta parte, House IV, que no ha llegado nunca a España, en la que William Katt vuelve a la casa después de un accidente, paralítico y acompañado de su hijo, pero las críticas lo tachan de un film estúpido, carente de ritmo y que rompe con el buen hacer de la primera parte. De cualquier modo, las tres primeras forman parte de la cultura de videoclub a finales de los ochenta.

Hellraiser Los que traen el infierno


Todo comenzó con Clive Barker, un escritor británico que había conseguido destacar con sus curiosos "Libros de sangre" una recopilación de relatos llenos de lenguaje gráfico, abundantes dosis de muertes bizarras y tramas muy, muy extrañas. Un par de sus relatos habían sido llevados al cine por diectores "mercenarios" y los resultados no habían satisfecho al escritor. Por ello decidió probar suerte él mismo en la dirección, adaptando una novela corta suya, The Hellbound Heart, retocada para hacerla más comercial, pero en líneas generales, fiel a la letra original. Rodada en Gran Bretaña, pero producida por la New World (productora americana de cine independiente) con un presupuesto ínfimo y actores (en aquella epoca) desconocidos, la mayoría provenientes del teatro, comenzó el rodaje de "Hellraiser".
Un hombre, Frank Cotton, compra una extraña caja en un bazar oriental. Más tarde, de vuelta en Gran Bretaña y alojado en la casa familiar, resuelve la caja, que es un puzzle cuya resolución, presumiblemente, le traerá placeres sin límite. Una vez resuelta la caja, lo que llega son unas criaturas mutiladas que le causan un sufrimiento horrible hasta la muerte.
Algún tiempo más tarde, el hermano de Frank, Larry, llega a la casa con intención de asentarse allí con su esposa Julia (la cual nunca ha olvidado el único encuentro amoroso que hubo entre ella y Frank, antes de su boda con Larry). Allí, la mujer empieza a percibir una extraña presencia, y durante la mudanza, un accidente hace que Larry se corte y sangre sobre el suelo. La sangre es absorbida por los restos mortales de Frank, que revive, aunque convertido apenas en un puñado de huesos con la consistencia de la gelatina. Frank decide utilizar a Julia para restaurar su cuerpo, la única manera es alimentarse con la sangre de otros hombres. A pesar del horror y el asco que esto le produce, Julia acepta y comienza la restauración... aunque hay cosas con las que la pareja no cuenta, como que Kirsty, hija de Larry con una esposa anterior, les descubra, les robe la caja y, por accidente, llame a los seres dueños de la caja: los cenobitas...
Como se ve en una simple génesis del guión, no hay nada nuevo. La caja-puzzle remite, sin ir más lejos, a la caja de Pandora, y el modo de Frank de resucitar y restaurar su cuerpo es similar al que ya se ha visto en algunas películas de vampiros. De hecho, no es gratuito comparar a Frank con un vampiro, y no solo porque en su estado incompleto se nutre de sangre; en su primer encuentro con Julia se queda en la puerta de la casa hasta que ella le invita a entrar, característica de sobra conocida en los vampiros....
Lo novedoso es el tratamiento del mal, y de las criaturas ideadas por Barker, los cenobitas: unos seres mutilados, santos de su particular religión sadomasoquista. Aunque monstruos, no son ellos los malos de la historia, su función es cumplir con unas reglas muy claras: quien abre la caja puzzle, debe seguirles a su mundo para "gozar" de sus placeres. Lo quiera o no el que les ha invocado. No son ellos los que provocan el mal, sino Frank y Julia, masacrando inocentes sin miramientos por sus intereses egoistas (Julia, volver a tener a Frank, y Frank, simplemente, volver a existir como persona). Es decir, son los humanos, y no los monstruos, quienes causan el sufrimiento y convierten la vida de los inocentes (Larry y Kirsty) en un infierno.
Aunque hacia el final, estas reglas se rompen (parte de los cambios que se hicieron de la novela para hacer la película más comercial) esto no rompe el misticismo, casi la santidad que rodea a estas criaturas. Los efectos especiales en cuanto a sangrías y deformaciones son excelentes, no así los efectos de luz (cuando las puertas del mundo cenobita se abren) que quedan cutres y bastante forzados. La película está recorrida por un aura enfermiza, abundan las cadenas, la carne en descomposición, comida podrida llena de insectos...
Las excelentes y originales propuestas hechas por Barker quedarían tiradas por los suelos en las siguientes secuelas, cada una peor que la anterior, donde en lugar de retomar los aspectos morales (es el ser humano y no la criatura fantástica la que genera el mal) se regodeaban cada vez más graficamente en las deformaciones de los cenobitas y en sus actividades. Los cenobitas quedarían convertidos en vulgares "Freddys", limitandose a matar de formas imaginativas, reirse de sus victimas y soltar frases tan grandilocuentes como vacías. Una verdadera lástima.

Los viajeros de la noche


En 1987 se estrenaron dos películas de vampiros jóvenes. Una de ellas, Jóvenes ocultos, contaba con actores conocidos, gozó de una excelente campaña de publicidad y arrasó, primero en taquillas y luego en alquileres de videoclub. La otra, contaba también con actores conocidos, pero era más independiente, más oscura, y apenas si se publicitó. En taquillas pasó sin pena ni gloria, para luego cosechar su éxito en vídeo, deviniendo en película de culto. Se trata de esta Los viajeros de la noche (Near Dark)
Caleb es un muchacho granjero que vive en Oklahoma. De día ayuda a su padre y a su hermana en una clínica de veterinaria que tienen, y de noche sale con los amigos, a echar un vistazo a las chicas. Una noche conoce a Mae, una muchacha de aspecto frágil y angelical, hermosa y fascinante. Su conversación es extraña, pero su comportamiento es más o menos normal hasta que comienza a amanecer. La chica se muestra aterrada, y finalmente se confirma que Mae es una vampira, que le muerde en el cuello antes de huir. Caleb empieza a sentirse mal, débil, y a huir de la luz del sol. Finalmente, cuando casi está llegando a su casa, aparece una desvencijada caravana que le secuestra. Es la "familia" de vampiros de Mae, un grupo salvaje que viaja en caravanas y coches de ventanas tapadas por toda América. Su intención es matar a Caleb, es un testigo. pero al descubrir que ya se ha convertido, deciden darle una semana para convertirse en un viajero de la noche...
Caleb empieza a sentir los efectos del vampirismo, un dolor brutal, un hambre sobrenatural. Ahora, solo el sol puede acabar con él (en esta película no hay símbolos religiosos, no hay estacas, y estos particulares vampiros ni siquiera tienen colmillos, desgarran la carne con dientes normales). Caleb, durante días, observa a sus nuevos compañeros, y tiene que elegir un modo de matar: puede hacerlo como Jesse, el más viejo de ellos y su líder, o su novia Diamonback, que matan malechores, asesinos o fanfarrones con una sonrisa cómica, Severen, todo un psicópata que degolla a sus víctimas antes de alimentarse, o Homer, un viejo verde metido en el cuerpo de un niño. Especialmente durante la escena del bar de carretera, donde enseñan a Caleb a "hacerlo": Jesse y Diamonback se dedican a ponerse mutuamente celosos con una camarera antes de matarla, y Severen disfruta metiéndose con matones de bar, y fingiendo que se deja estrangular. Al contemplar las masacres y la destruccion que conlleva su nuevo estado, Caleb se niega a matar, aunque reconoce que cada vez se siente más a gusto e integrado con su nueva familia. Pero un encuentro casual con su padre y su hermana le harán plantearse a qué mundo pertenece...
La película, dirigida por Kathryn Bigelow (Dias extraños) es como un western moderno (su guionista, Eric Red, lo es tambien de Carretera al Infierno) y nos presenta a un "grupo salvaje", una familia de chupasangres fronterizos que nada tienen que ver con los elegantes y repeinados vampiros que se mostraban por la época. Estos son bestias, seres imparables que van de un lado a otro causando la mas absoluta destruccion. Su nuevo estado les ha proporcionado una amoralidad que les permite masacrar sin miramientos a los que ellos consideran inferiores, matan para alimentarse, pero también para divertirse, disfrutan haciendo pedazos a gentuza que les cree iguales. Sus victimas son ladrones, asaltantes, camioneros, putas, matones de bar... gentuza de la que normalmente nadie se preocupa, pero no dudan en masacrar a cualquier inocente que crean, les puede poner en peligro.
Las actuaciones son de tres actores que acababan de salir en "Aliens" de James Cameron: Lance henriksen (Jesse) Jenette Goldstein (Diamonback) y Bill Paxton (Severen) ofrecen una perfecta imagen de la familia amoral que lleva siglos paseando por el mundo en compañía...
También destacar la excelente escena en que los vampiros son rodeados y acribillados por la policía en una habitación de motel: las balas no les hacen ningún daño, pero si la luz del sol que entra por los agujeros que estas hacen. Para mi, la mejor película de vampiros de la década.

1997 Rescate en Nueva York


Después de dos películas de terror, Halloween en 1978 y La Niebla en 1980, más un telefilm de suspense, Alguien me está espiando, en 1979, el cineasta John Carpenter buscaba cierto respiro. Para eso picotea con esta cinta de acción trepidante, de corte futurista y echando mano de algunos de sus actores fetiches. La película tendría éxito, de hecho el personaje principal, Serpiente Plisken, interpretado por Kurt Rusell, calaría tanto en el público americano como Superman o Indiana Jones, propiciando una segunda parte, en los noventa, su propia serie de comics e incluso una serie de animación.
Pero volviendo a esta película... producida en 1981, nos narraba un futuro 1997 donde USA es un estado totalitario, donde el crimen ha aumentado un 400%. Por ello, la ciudad de Nueva York se ha convertido en una cuidad-prisión donde son deportados de por vida toda clase de criminales. Los puentes y ríos están minados, y desde la Estatua de la Libertad se vigilan las actividades de los presos para evitar posibles fugas. Aparte de esto, los presos tienen total libertad en el interior, y han creado su propio mundo y sus propias reglas.
El Presidente de Estados Unidos (Donald Pleaseance) se dirige en avión a una conferencia con los chinos y los soviéticos para pactar un acuerdo que evitaría una guerra nuclear. En una cartera sujeta a la muñeca lleva una cinta de importancia vital para esta reunión. Pero unos terroristas secuestran su avión y deciden estrellarlo en Nueva York en una maniobra kamikace. El avión se estrella, pero el presidente se salva al ser lanzado en una cápsula. No obstante, los presos de la isla lo secuestran y el líder de todos los prisioneros, el Duque, planea utilizarlo en un intercambio a cambio de la libertad de todos los presos. En un intento desesperado, el jefe de policía de la isla, Bob Hauk (Lee Van Cleef) recurre a un antiguo héroe militar repetidamente condecorado, que ahora, cansado de la hipocresía del país al que un día sirvió, se ha vuelto un rebelde y ha sido detenido por robar en un Deposito Federal, y espera su deportación a la isla, Plissken "el Serpiente". Hauk le ofrece la retirada de todos los cargos contra él si entra en Nueva York y recupera al Presidente y la cinta que lleva con él en 22 horas. No obstante, para que el rebelde no intente escapar sin cumplir, le instalan contra su voluntad dos micro bombas en el cuello que harán explosión en 22 horas...
Una historia a contrareloj, como las que tan bien maneja Carpenter, en una enorme prisión sin rejas donde un anti héroe contra el sistema se ve obligado a lavar la ropa sucia del país al que dio la espalda, y jugarse el cuello por un Presidente pusilánime y cobarde. Kurt Rusell interpreta con maestría al Serpiente, una leyenda viva que todos creen muerto. Con su melena desgreñada, su barba de varios días y su parche en el ojo, su cazadora raída y sus rictus de asco cuando se trata de luchar en una guerra que no va con él, con el eterno cigarrillo entre los labios y una pose de quien está cansado de luchar por causas perdidas. En Nueva York se encontrará con un simpático anciano que conduce un taxi, con un antiguo compañero, Cerebro, y su novia, Maggie, ambos tienen acceso al Duque, que es a quien Plissken quiere llegar. Un montón de personajes codiciosos que se verán aliados a la fuerza para beneficiarse, siendo Plissken el único personaje sincero, el único que en todo momento expresa su desagrado por lo que están obligándole a hacer. Él solo lucha por su vida.
Con una música PERFECTA compuesta por el propio director, una fotografía oscura y una ambientación excelente de este Nueva York post apocalíptico (coches destrozados y apilados, edificios en ruinas medio abandonados, sótanos donde se llevan a cabo rituales sadomasoquistas, hogueras en las calles, pandillas varias siempre en guerra...) una película hecha con un amor y un respecto al cine de aventuras tan grande que, sencillamente, se respira en la pantalla. Cada movimiento, cada golpe, cada gesto de un personaje es un mensaje de amor a un tipo de cine que ya no se hace. Llámeme Plisken.

APUNTE DEL COLECCIONISTA: La película ha tenido varias ediciones en España. Una por Filmayer (la primera) otra por Avco Embassy/IVS las dos muy antiguas, y una tercera que salió a mediados de los noventa, por Manga Films. Actualmente también ha salido a la venta en DVD por Universal.

Muertos y enterrados


Esta es otra película que tiene atmósfera propia, una atmósfera opresiva, inquietante, rara. Hay un número muy limitado de películas que se acercan, en su atmósfera, a captar como es una pesadilla, y esta "Muertos y enterrados" es una de ellas. Dirigida en 1981 por Gary Sherman, habitual de la serie B, la película se apoya en un excelente guión de Dan O'Bannon (El regreso de los muertos vivientes, Alien) en una atmósfera rara, oscura, desosegante, y en una interpretación con la que los espectadores empatizarán de James Farentino.
Se nos cuenta como un joven pintor llega a la costa de Potters Bluff, un pueblo pesquero muy tranquilo. Allí fotografía el mar, hasta que aparece una chica con la que entabla conversación. La chica se desnuda, y él le saca fotos, hasta que de pronto aparecen unos tipos con aspecto de vagabundos, que, ayudados por la chica, le torturarán brutalmente y finalmente le prenderán fuego. Se nos presenta entonces al sheriff Dan, un hombre apacible acostumbrado a la tranquila vida del pueblo, casado con una esposa guapa y amable. Dan no entiende porqué le han hecho algo tan terrible al muchacho. Este ha sobrevivido, pero su muerte es cuestión de horas. Y poco a poco, todo el que entra en Potters Bluff es masacrado de forma brutal, y posteriormente, sus cuerpos son "arreglados" por el anciano y algo chiflado forense Doug. Y los asesinatos los cometen personas del pueblo. La camarera del bar, el granuja, la enfermera del hospital... poco a poco, Dan sospecha que hay alguna conspiración en el tranquilo pueblo, pero nunca, hasta el final, sospechará la verdad de lo que está sucediendo. En efecto, Doug es un artista del bisturí, y también resucita a los muertos. Uno a uno, ha asesinado a todos los ciudadanos de Potters Bluff y los ha restaurado. No saben que están muertos, no recuerdan sus asesinatos. Los amigos de Dan no se dan cuenta. Su esposa tampoco nota que está muerta hasta el final. Y el propio Dan solo lo descubrirá cuando ya es inevitable, cuando ya sabe toda la verdad: él también está muerto. Doug, de bata blanca y gafas de concha, es como el Dios de Potters Bluff, él ha convertido el lugar en un criadero de muertos vivientes, y todo quien entre allí será asesinado de modo horrible y después, resucitado para vivir una vida normal... hasta que llegue la hora de volver a matar. Una atmósfera triste y melancólica recorre el filme, llegamos a sentir pena de esos padres, hijos, maridos, mujeres y abuelos que viven una vida totalmente normal, comen, duermen, ríen, juegan... y cuando alguien de fuera entra en Potters Bluff, se convierten en salvajes sedientos de sangre. Y cuando la violencia llega, ya no sentimos lástima por ellos, sino todo lo contrario, son aterradores. En parte por lo que hacen, y en parte porque, en unas horas volverán a su vida normal y no recordarán nada de lo sucedido. ¿Y si nosotros mismos también estuvieramos...? Una verdadera joya, una rara avis del cine, una de esas películas absolutamente irrepetibles, de atmósfera malsana y triste a la vez, donde te das cuenta de que algo malo sucede, pero, ¿que puede haber de malo en un pueblo pequeño y tranquilo?

Solos en la oscuridad


Solos en la oscuridad es otro producto de época, rodado en pleno momento de gloria para los slasher, con asesinos homicidas escapados del manicomio, un apagón que pone patas arriba una pequeña ciudad, una familia encerrada en una casa y siendo poco a poco liquiados de formas más o menos sangrientas... vamos, que un vistazo a su sinopsis y puede parecer que no cuenta nada nuevo. Sin embargo, si echamos un vistazo a su ficha técnica vemos que dirige Jack Sholder (director de Hidden, lo Oculto) lo cual ya es una garantía, sino de calidad, de corrección técnica. Y si echamos un vistazo a la ficha artística, ya podemos dar "Solos en la oscuridad" como una película irrepetible. Jack Palance, Martin Landau y Donald Pleaseance protagoniza la cinta, junto a Dwight Schultz (el loco Murdock del Equipo A, aquí haciendo de pacífico psiquiatra, para variar). Por lo tanto, estamos ante unas actuaciones que van a ser intensas y carismáticas.
La película nos cuenta como el doctor Potter (Schultz) llega con su esposa, su hija y su cuñada, a un pueblecito en Fairhaven, donde va a ejercer de psiquiatra en un manicomio de métodos experimentales, dirigida por el algo chiflado doctor Leo (Pleasence) que sigue la corriente a los locos para encontrar la raíz de sus fantasías. Potter conocerá a los "hombres de la cuarta planta" un grupo de reclusos especialmente violentos que han hecho muchos progresos. Entre ellos hay un clérigo que incendió su iglesia (Landau) un violador de niñas, un asesino hemofílico y un militar claustrofóbico (Palance). Los locos querían mucho a su antiguo psiquiatra, el doctor Merton, que se ha marchado a California, pero ellos creen que Potter lo ha matado y sustituido, por lo que deciden vengarse.
Una noche, durante un concierto, la ciudad sufre un apagón general, y empiezan a producirse disturbios y robos. Los locos aprovechan el apagón para fugarse, y rodean la casa del doctor Potter. La venganza ha dado comienzo...
Como ya he dicho, Sholder confiere a la cinta una corrección técnica impecable, aunque algo menos de coherencia argumental de la que sería deseable (sobre todo en el personaje del hemofílico). Pero aún así, la película sería paradigmática en el sentido de que coge los esquemas que estaban en auge por aquella época (locos fugados contra grupo familiar) y por medio de tres excelentes actores y un buen guión, les da la vuelta y consigue un producto contradictorio, tan tópico como original, tan fascinante como ya visto. Y no hay que olvidar un final rompedor, irónico, pletórico de humor negro, que redondea la película convirtiéndola en un pequeño clásico.
UN APUNTE DE COLECCIONISTA: Esta película fue editada en video por Polygram, pero no ha sido editada en DVD, y hoy resulta bastante difícil de ver, aunque sé que la han echado por Canal Satélite.

La Cosa


La cosa, de John Carpenter, en un primer vistazo objetivo, no debería ir aquí, pues es una obra maestra del cine de terror. Pero también es una joya de casquería, de cuidados, exquisitos y asquerosos efectos especiales. Además, esta película fracasó en taquilla, y adquirió el prestigio (y recuperó la inversión) gracias al mercado videográfico. Edición a cargo de CIC.
Antártida, 1982. Una estación experimental norteamericana, donde doce hombres realizan unas mediciones. Una fría mañana aparece un ruidoso helicóptero, cuyos ocupantes intentan matar a toda costa a un husky que corre hacia la estación. Los del helicóptero bajan y disparan frenéticamente al perro, hiriendo a uno de los americanos en el intento. El helicóptero explota, matando a uno de los hombres, y los americanos matan al otro, al verse atacados. El perro husky es llevado junto a otros perros de los americanos, y estos intentan aclarar el misterio. Los atacantes pertenecían a una expedición noruega cercana, así que McReady (excelente Kurt Rusell) y el doctor Cooper vuelan en helicóptero hasta la base noruega, donde hallarán una filmación, en la cual los noruegos encuentran una enorme nave bajo el hielo; un cadáver destrozado y un bloque de hielo desde el que parece haber salido "algo".
Posteriormente, el perro noruego asesina a los demás, convirtiéndose en una enorme bestia tentacular, y absorbiendo a los otros perros, empieza a transformarse en ellos. Tras quemar esa cosa, el análisis de los restos enloquece al científico Blair, al comprender que lo que los noruegos encontraron bajo el hielo es un organismo extraterrestre capaz de tomar cualquier forma, y que ya está entre ellos... la paranoia, la fragilidad de las relaciones de doce hombres que solo se conocen desde hace pocos días, y la desconfianza, hace presas a los americanos. Pronto se confirma que, entre ellos, hay algunas "imitaciones", pero ¿cuales?
Una película excelente, dirigida con precisión por el maestro Carpenter, y que cuenta con un digno plantel de secundarios para apoyar a Kurt Rusell, que compone al típico tipo simpático, héroe a la fuerza, McReady, un piloto irritable (al principio de la cinta echa hielo en el ordenador al perder una partida de ajedrez contra la máquina) pero capaz de centrarse y convertirse en el líder que necesitan para sobrevivir y hacer frente a una amenaza que no lo es solo para ellos, sino para toda la humanidad. Un perfecto aprovechamiento de los exteriores helados y los interiores de la base, oscuros, cada vez más vacíos, más amenazantes, y un final irónico e incierto, que supone todo un broche de oro para culminar un film irrepetible.

Hidden, lo oculto


Hidden, lo Oculto, es una de esas películas que arrastran consigo una atmósfera muy especial, y sobre todo, mucho encanto. Esta también trae cierto prestigio, gracias a diversos premios conseguidos en los festivales de Sitges y Avoriaz. Veamos si hay para tanto.
El agente Beck (Michael Nouri) acaba de atrapar a un violento psicópata y atracador, que extrañamente, hasta unas semanas atrás era un pacífico ciudadano. Con este atracador en coma en el hospital, Beck se olvida del caso y se va a la comisaría a solucionar papeleo (la típica comisaría de los ochenta llena de polis chistosos) hasta que aparece el extraño agente del FBI Gallagher, que ha ido allí a atrapar al criminal. Beck se toma las cosas con tranquilidad, pero mientras tanto, en el hospital, una extraña larva gigante sale del estómago del moribundo, y se escurre por la boca de otro paciente en coma, que despierta poco después y se marcha, ante el asombro de los médicos que le daban por muerto. Beck y Gallagher llegan tarde, y persiguen al hombre, que a pesar de ser también un ciudadano perfectamente normal, emprende una ola de robos y asesinatos, mientras su cuerpo se deteriora rápidamente.
Finalmente, después de otro cambio de cuerpo, esta vez en una bailarina, Beck descubre que Gallagher murió tiempo atrás, y cuando le encierra, este le cuenta que un organismo extraterrestre ha llegado a su planeta, y destruirá sin cesar todo lo que se le ponga a tiro, cambiando poco a poco de cuerpo. Beck, lógicamente le toma por loco, pero poco después, el extraterrestre vuelve, en el cuerpo de un policía, para matar a Gallagher. Al dispararle repetidamente, sin resultados, Beck se convence de la verdad de la situación, aunque aún les esperan sorpresas...
De atmósfera extraña, fotografía fría, pero exteriores calurosos y luces amarillentas, de ritmo rápido, la película se asemeja a una montaña rusa sin fin, con una banda sonora extraña, metálica, ideal para la historia que se cuenta, y un buen número de momentos sugestivos (amén de algunos cabos sueltos inquietantes al final de la cinta, que se resolverán en la malísima secuela, de forma más bien chapucera).
Ideal para verla con tiempo y tranquilidad, entretenida, coherente y bien montada, ofrece unas interpretaciones bastante sólidas, sobre todo de Kyle McChalan (después visto en la serie Twin Peaks) es una de esas películas que no han envejecido nada desde el momento de su estreno, y que da gusto ver. Una auténtica joya.

Noche de miedo


Estamos de nuevo en 1985, un año muy feliz para el cine en general, y para el cine fantástico en particular. De este año surge Noche de miedo otra película de serie B con encanto, y con algo más de presupuesto de lo habitual, realizada para un gran estudio (Columbia) contaba con el entonces reconocido director Tom Holland (director de Muñeco diabólico) y el actor, tristemente fallecido, Roddy McDowall.
Charlie Brewster es el típico adolescente de la época, vive con su madre, una solterona, es un mal estudiante y sus únicas metas en la vida son tirarse a su novia, Amy, y ver cada sábado por la noche el programa Noche de miedo en la tele. Este programa emite viejas glorias del cine de terror, películas hechas aprisa, con montones de fallos de raccord y demás, y todas protagonizadas por el presentador del programa, Peter Vincent, vieja estrella de esas películas.
Pero una noche, mientras ve el programa, Charlie ve a dos hombres entrar un ataúd en la casa vecina, que lleva tiempo vacía. Poco después, descubre que la casa ha sido vendida, y que un extraño tipo la guarda de día, y que una serie de prostitutas entran en ella y solo vuelven a salir en las noticias, como cadáveres. Y finalmente, una noche ve con sus propios ojos a su vecino, Jerry Dandridge (Chris Sarandon), ve sus largas uñas ennegrecidas y los colmillos con los que bebe la sangre de una chica. A partir de entonces, sufrirá una persecución que ni la policía, ni su madre ni su novia Amy creerán, por lo que decide recurrir al experto en el tema, Peter Vincent.
Aunque la película es de adolescentes y para adolescentes, se aleja de los clichés hoy en día habituales, y en lugar de retratar al típico vampiro simpático, Dandridge es siniestro, cruel, decidido a mantener a los intrusos lejos de su territorio.
Tiene las características típicas de vampiros (la luz del sol le repele, al igual que los simbolos religiosos, aunque solo si estos son empuñados con fe, y muere si se le clava una estaca) pero también tiene algunos rasgos distintivos, que coma manzanas constantemente, cuando se supone que los vampiros no pueden comer, que silbe cada vez que entre en la habitación de una víctima, o que frecuente discotecas integrándose en el ambiente.
Es precisamente la escena de la discoteca, donde, mediante un baile hipnótico paraliza y secuestra a Amy, una de las más recordadas de la película: ambiente discotequero, peinados, ropa, música y luces muy de los ochenta... la escena resulta paradigmática en ese sentido.
Competentes actuaciones, un guión sólido, efectos especiales más que correctos y una dirección sobria de Holland (hoy en día perdido en los abismos de películas para televisión) componen una excelente película para pasar el rato, echar unas risas, e incluso en un par de ocasiones, revolvernos en el sofá, presa del mal rollo y la impotencia que sentimos hacia el pobre Charlie. Hubo una secuela, en la que todos los aciertos de esta eran fallos, tan mala e inadecuada que posiblemente, acabe hablando de ella. Para eso estamos.

Re-Animator


1984 fue un año glorioso, y no solo porque el año anterior yo había nacido, sino porque el mercado videográfico estaba en plena expansión. Las entradas de cine costaban caras, casi salía ahorrativo comprar un VHS. En plena mitad de la década, secuelas de Viernes 13 y la Noche de Halloween, explotations de zombies, adaptaciones cinematográficas de novelas de Stephen King (por entonces, todavía respetado autor de culto) funcionaban a todo trapo durante los alquileres de fin de semana.
Fue entonces cuando algunos autores denominados "francotiradores de serie B" crearon ellos solos el género gore. Nombres como Brian Yuzna o Frank Henlenlotter tuvieron una importancia capital en el gore, pero esta vez hablamos de un director que acabó olvidado, Stuart Gordon, y de su primera película, que dio el pistoletazo de salida al género: Re-Animator.
Fue entonces cuando los hermanos Band crearon Empire, una compañía distribuidora de bajo presupuesto que gozaría de cierto prestigio gracias a Re-Animator (prestigio hoy en día totalmente extinguido).
Re-Animator comienza fuerte, en Suiza, donde el doctor Gruber muere en circunstancias extrañas mientras investigaba un suero reanimador de cadáveres. Su joven pupilo, Herbert West (Jeffrey Combs) se traslada a la Universidad Miskatonick, obsesionado con terminar el trabajo de su maestro. Allí encontrará amistad y colaboración en el estudiante modelo Dan Cain, y la enemistad del envidioso doctor Hill (David Gale) que utiliza la hipnosis para conseguir sus propósitos.
Bajo presupuesto suplido con dosis enormes de imaginación y litros de hemoglobina, la película no solo hizo célebre el famoso suero verde luminiscente, sino que convirtió en estrella a su director (anque acabaría estrellado) y sirvió de tarjeta de presentación a la Empire. Además, elevó a la categoría de auténticos mini mitos de videoblub a Jeffrey Combs, Bruce Abbot, David Gale y sobre todo Barbara Crampton, a cuyo cargo corre la escena más celebrada: desnuda y atada a la mesa sufre un brutal cunnilingus por parte de la cabeza decapitada y revivida del doctor Hill... hay que verlo para creerlo.
Todos los actores darían tumbos por películas de presupuesto de la Empire el resto de la década, al igual que el director, Gordon, y solo el productor de la película, Brian Yuzna, goza hoy en día de prestigio y sigue en activo. Re-Animator sigue siendo célebre y conocida gracias a algunas secuelas, y es evidente que ha sobrevivido a sus propios creadores.