miércoles, 1 de agosto de 2007

Almas de metal


Michael Chrichton dirigió varias películas en los años setenta/ochenta, con sorprendente estilo, gusto y contención. Esta es una de las mejores, aunque si cambiamos robots por dinosaurios, es exactamente la misma premisa de Parque Jurásico: un parque compuesto por elementos no naturales, que se descontrolan y crean el caos, a pesar de los esfuerzos de sus creadores. La película es sencillamente excelente: buena ambientación, un guión no muy complejo, pero bien elaborado, y unas actuaciones discretas.
Se nos cuenta que, en un futuro próximo, una compañía ofrece las posibilidades de ir de vacaciones a "mundos recreados": el salvaje oeste, la época de los gladiadores romanos y el siglo XVIII. Allí, todo es absolutamente convincente, ya que todos, absolutamente todos, son robots programados, que no saben qe están en una representación. Dos amigos se dirigen a pasar unas vacaciones en el Mundo del lejano Oeste, tierra de indios, vaqueros, asalto a diligencias... allí pueden hacerlo todo, desde robar el banco, matar a la gente en duelos, acostarte con las chicas más bonitas del burdel... pero todos son robots. Por la noche, las calles quedan desalojadas y todos los robots son recogidos y reparados en una enorme sala clínica.
Sin embargo, el dueño del centro y los "médicos" ocupados de las reparaciones se encuentran muy preocupados. Poco a poco, los robots están fallándose, y se salen de sus papeles para reaccionar violenta e inesperadamente. Poco a poco, los primeros incidentes carecen de importancia: una prostituta que abofetea a un cliente en vez de satisfacerlo, una falsa serpiente que ataca a los protagonistas cuando está preparada solo para asustar... pequeños fallos, que sin embargo, inquietan al personal del centro.
Y finalmente, en los tres "mundos" de vacaciones estalla la violencia: los robot asesinan a los clientes y se comportan como psicóticos sin piedad. El protagonista se ha batido en duelo con un misterioso robot en dos ocasiones (interpretado por Yul Brenner, de extraño aspecto en esta película, amenazador, implacable, vestido de negro) y ahora, este vaquero robot asesina a su amigo y le perseguirá implacablemente por todo el parque, donde quiera que vaya, seguirá persiguéndole hasta el final, pues las fuentes de energía de los robots se han estropeado y ya no necesitan recargarse, pueden obrar con completa autonomía. Según uno de los encargados del parque, poco antes de ser asesinado, la única forma de librarse de la persecución es estropear el sistema visual del robot con ácido. Es el único medio para librarse de estos seres implacables y sin piedad...
Excelente filme, soberbia estética setentera, nos da la impresión de estar en un mundo irreal, donde unos pocos ricos y afortunados pueden permitirse evadirse de sus vidas aburridas y pagar sus frustraciones con los robots, los cuales son tratados siempre con desprecio, como simple ganado para aprovecharse de ellos, matarlos o ridiculizarnos. No es de extrañar que estos seres, en caso de que tuvieran alguna conciencia, se enfadasen por el trato que reciben. De hecho, el protagonista cuando llega al Mundo del Oeste apenas cree lo que sucede a su alrededor, la fantasía es completa, creíble, pero él se niega a aceptar que puede hacerlo todo. Sin embargo, aparece el vaquero de negro, que le provoca, y finalmente, casi tímidamente, él le dispara y lo mata. Poco después es reparado, y vuelve a por el protagonista, que esta vez no duda en acribillarlo con desprecio, como si se quitase de encima una molestia, mientras su compañero se ríe rudamente. Y cuando aparece por tercera vez y asesina a su compañero de viaje, la actitud del protagonista es la de un cobarde, se esconde, huye, se encuentra absolutamente incrédulo cuando los que consideraba "mascotitas" seres creados para su diversión, se rebelan. Solo cuando le echa un par deja de correr y decide enfrentarse a su peor pesadilla... una película excelente, con una premisa idéntica a Parque Jurásico. Lástima que Chrichton no se prodigase más como director.

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