miércoles, 1 de agosto de 2007

La Cosa


La cosa, de John Carpenter, en un primer vistazo objetivo, no debería ir aquí, pues es una obra maestra del cine de terror. Pero también es una joya de casquería, de cuidados, exquisitos y asquerosos efectos especiales. Además, esta película fracasó en taquilla, y adquirió el prestigio (y recuperó la inversión) gracias al mercado videográfico. Edición a cargo de CIC.
Antártida, 1982. Una estación experimental norteamericana, donde doce hombres realizan unas mediciones. Una fría mañana aparece un ruidoso helicóptero, cuyos ocupantes intentan matar a toda costa a un husky que corre hacia la estación. Los del helicóptero bajan y disparan frenéticamente al perro, hiriendo a uno de los americanos en el intento. El helicóptero explota, matando a uno de los hombres, y los americanos matan al otro, al verse atacados. El perro husky es llevado junto a otros perros de los americanos, y estos intentan aclarar el misterio. Los atacantes pertenecían a una expedición noruega cercana, así que McReady (excelente Kurt Rusell) y el doctor Cooper vuelan en helicóptero hasta la base noruega, donde hallarán una filmación, en la cual los noruegos encuentran una enorme nave bajo el hielo; un cadáver destrozado y un bloque de hielo desde el que parece haber salido "algo".
Posteriormente, el perro noruego asesina a los demás, convirtiéndose en una enorme bestia tentacular, y absorbiendo a los otros perros, empieza a transformarse en ellos. Tras quemar esa cosa, el análisis de los restos enloquece al científico Blair, al comprender que lo que los noruegos encontraron bajo el hielo es un organismo extraterrestre capaz de tomar cualquier forma, y que ya está entre ellos... la paranoia, la fragilidad de las relaciones de doce hombres que solo se conocen desde hace pocos días, y la desconfianza, hace presas a los americanos. Pronto se confirma que, entre ellos, hay algunas "imitaciones", pero ¿cuales?
Una película excelente, dirigida con precisión por el maestro Carpenter, y que cuenta con un digno plantel de secundarios para apoyar a Kurt Rusell, que compone al típico tipo simpático, héroe a la fuerza, McReady, un piloto irritable (al principio de la cinta echa hielo en el ordenador al perder una partida de ajedrez contra la máquina) pero capaz de centrarse y convertirse en el líder que necesitan para sobrevivir y hacer frente a una amenaza que no lo es solo para ellos, sino para toda la humanidad. Un perfecto aprovechamiento de los exteriores helados y los interiores de la base, oscuros, cada vez más vacíos, más amenazantes, y un final irónico e incierto, que supone todo un broche de oro para culminar un film irrepetible.

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